Hace 60 años Kennedy lanzó el órdago de que EE.UU. iría a la Luna

President Kennedy Challenges NASA to Go to the Moon – NASA (YouTube)

Y con ellos el resto de la humanidad. Porque, aunque la decisión, los recursos, el esfuerzo y la bandera que ondearía, ocho años después, sobre la superficie de la Luna fuera de los Estados Unidos, todo el resto del Mundo descendió con Neil Armstrong (y Buzz Aldrin después) por la escalerilla del módulo lunar Águila, en aquel verano de 1969.

Y es que, el 25 de mayo de 1961 se tomó, o, mejor dicho, se anunció, una decisión que cambiaría la historia de nuestra especie puesto que, pisar la Luna con seres humanos, demostró que nuestra civilización podía realizar viajes interplanetarios, lo cual constituía un hito en la evolución del Homo sapiens.

El formato escogido fue un discurso especial ante la sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos.

PERO, ¿CÓMO SE LLEGÓ EXACTAMENTE A ESE DÍA?

El 20 de enero de 1961, John F. Kennedy es proclamado como el presidente número 35 de los Estados Unidos de América.

El 12 de febrero de 1961, James E. Webb jura su cargo como nuevo jefe de la NASA. Webb fue, sin duda, uno de los actores clave en toda esta aventura.

Entre el 17 y el 20 de febrero se produce el desastre de bahía Cochinos en el que un grupo de exiliados cubanos, con la ayuda norteamericana, intentaron derrocar a Fidel Castro. Aunque este hecho nada tiene que ver con la Carrera espacial sí que hay que ponerlo en contexto para entender la situación general en la que se encontraba el recién y flamante presidente de los EE.UU.

El 12 de abril, Yuri Gagarin se convierte en el primer ser humano en orbitar la Tierra. En círculos de la NASA se comentó que los soviéticos querían enviar cosmonautas a la Luna en el año 1967.

UN DOCUMENTO PARA LA HISTORIA

El 20 de abril, el presidente Kennedy le escribe al vicepresidente Johnson un memorando en el que le pregunta:

1. ¿Tenemos alguna posibilidad de vencer a los soviéticos poniendo un laboratorio en el espacio, o con un vuelo alrededor de la luna, o haciendo aterrizar un cohete en la Luna, o haciendo un viaje de ida y vuelta con un hombre a la Luna? ¿Hay algún otro programa espacial que ofrezca resultados considerables en el cual podamos ganar nosotros?

2. ¿Cuánto costaría de más?

3. ¿Estamos trabajando las 24 horas del día en los programas ya existentes? Si no, ¿por qué no? Si no, ¿me recomendará sobre cómo se puede acelerar el trabajo?

4. Al construir grandes lanzadores, ¿deberíamos poner nuestro énfasis en la energía nuclear, química, combustible líquido, o en una combinación de estas tres?

5. ¿Estamos haciendo el máximo esfuerzo? ¿Estamos logrando los resultados necesarios?

Lyndon B. Johnson, junto con James Webb, el Ministro de Defensa Robert McNamara y Jerome Wiesner (presidente del comité consultor de ciencia de la presidencia), se puso a trabajar frenéticamente, ya que él sí que era un convencido del programa espacial y, al cabo de ocho días, el 28 de abril, Kennedy ya tenía encima de su mesa las respuestas a sus cuestiones, en forma de otro memorando. En ese documento había una recomendación, hecha por Wernher von Braun, de plantear un vuelo a la Luna dado que, al ser un objetivo en el que tanto la URSS como los EE.UU. carecían de experiencia previa, los dos países partirían en igualdad de condiciones.

El 5 de mayo se lanzaba al espacio al primer norteamericano, Alan B. Shepard, a bordo de la cápsula Libertad 7 (Freedom 7). Tres días después, Kennedy recibe a Shepard en la Casa Blanca y le otorga la medalla de la NASA por servicios distinguidos.

EL ÓRDAGO

La decisión de ir a la Luna ya estaba tomada, solo quedaba decidir cómo se anunciaría al pueblo de los Estados Unidos (y al resto del Mundo). Aunque se barajaron otras opciones, dada la trascendencia de la empresa y la cantidad de dinero que sería necesario conseguir (Kennedy pidió al principio entre 7.000 y 9.000 millones de dólares, aunque luego se quedó corto), la única forma válida era a través de los representantes de los ciudadanos norteamericanos, es decir, en una sesión conjunta del Senado y el Congreso de los EE.UU. en donde se escuchó “el órdago”, tal y como lo define nuestro admirado Alberto Martos.

Special Address to Congress on Urgent National Needs (JFKWHP-1961-05-25-E) - JFKLibrary.org
Special Address to Congress on Urgent National Needs (JFKWHP-1961-05-25-E) – JFKLibrary.org

“Creo que esta nación debe comprometerse a alcanzar el objetivo, antes del final de esta década, de llevar a un hombre a la Luna y devolverlo a salvo a la Tierra”.

El discurso de Kennedy fue importante, básicamente, por dos motivos:

  1. Se fija claramente el objetivo.
  2. Se fija un periodo de tiempo para conseguirlo.

El reto estaba lanzado, comenzando aquí, realmente, lo que se denomina como Carrera espacial, dado que, aunque no lo hizo de forma explícita, la Unión Soviética aceptó ese envite.

¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

Durante los siguientes años, se movilizaron tal cantidad de recursos económicos y humanos, se construyeron inmensas infraestructuras, incluyendo estaciones de seguimiento por todo el mundo y en donde España tuvo un papel fundamental, se desarrollaron técnicas, materiales y conocimientos nunca antes vistos muchos de los cuales, aún hoy en día, siguen en uso y todo por y para vencer a los soviéticos.

Porque realmente, y como dijo Frank Borman (Apolo 8), lo que en verdad querían los norteamericanos era ganar a los rusos. Punto.

Aunque, independientemente de la transcendencia histórica para el ser humano de aquella gesta, lo más profundo del Programa Apolo fue lo que en su día comentó el astronauta Joseph P. Allen:

“Con todos los argumentos, a favor y en contra, para ir a la Luna, nadie sugirió que debiéramos hacerlo para observar la Tierra. Pero esa de hecho puede que fuese la razón más importante.”

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