50 años del Apolo 15: se dobla la apuesta

Apollo 15: «Never Been on a Ride like this Before» (NASA – YouTube)

Después de que la NASA hubiera alunizado ya tres veces con los Apolo 11, 12 y 14 y de haber solventado con creces el accidente del Apolo 13, la Agencia espacial norteamericana pensaba ya en rematar el Programa Apolo con un digno final.

Hasta ese momento, se había demostrado que podían aterrizar y permanecer un tiempo en la Luna, por lo que ahora tocaba dar un giro más a la tuerca con el fin de estar más tiempo allí y obtener más respuestas científicas sobre la historia de nuestro satélite. En definitiva, se quería hacer ciencia de verdad y no quedarse en una mera recolección de rocas y polvo lunar. Este tipo de misiones serían conocidas como de tipo J.

Lanzamiento del Apolo 15, el 26 de julio de 1971 (NASA)
Lanzamiento del Apolo 15, el 26 de julio de 1971 (NASA)

El 26 de julio de 1971, hace ahora 50 años, se lanzaba desde Cabo Cañaveral (Florida) un cohete Saturno V al límite de sus especificaciones técnicas. Llevaba consigo a los tres tripulantes habituales y mucho equipamiento científico para probar y dejar en la Luna. De todo esto, lo más significativo sería que esta vez, y con el fin de ampliar la zona de exploración lunar, el módulo lunar llevaba consigo un coche eléctrico plegable: el famoso Rover lunar o LRV en sus siglas en inglés. Pero había muchas otras cosas más…

LA TRIPULACIÓN Y LAS NAVES

Los astronautas escogidos para llevar a cabo el cuarto aterrizaje sobre la Luna eran, en su totalidad, militares del Ejército del aire norteamericano (USAF en sus siglas en inglés). El comandante sería el coronel David Scott, astronauta veterano del Géminis 8 y el Apolo 9. Le acompañaba el piloto del módulo de mando mayor Alfred Worden y el teniente coronel James Irwin como piloto del módulo lunar. De ellos, solo el comandante David Scott sigue vivo a día de hoy.

Tripulación del Apolo 15. Encima del Rover a la izquierda James Irwin, en el centro Dave Scott y de pie, a la derecha, Al Worden, con el subsatélite delante (NASA)
Tripulación del Apolo 15. Encima del Rover a la izquierda James Irwin, en el centro Dave Scott y de pie, a la derecha, Al Worden, con el subsatélite delante (NASA)

El vehículo lanzador del Apolo 15, como hemos dicho, era un cohete Saturno V, designado como SA-510. Por otro lado, el módulo de mando y servicio (CSM en sus siglas en inglés) era el designado como CSM-112 y tenía el indicativo de llamada Endeavour (Esfuerzo en inglés), nombre dado en honor al barco del británico James Cook. El módulo lunar, designado como LM-10, se le conocía como Falcon (Halcón), por la mascota de la Academia militar de la USAF. El Endeavour, como no podía ser de otra forma, está actualmente expuesto en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Dayton (Ohio).

LOS OBJETIVOS DE LA MISIÓN

El Apolo 15 tenía como misión el alunizar en un área a los pies de los Montes Apeninos, cerca de la Rima Hadley. Una vez allí se deberían cumplir con los siguientes objetivos:

  • Inspeccionar esa región lunar, realizando estudios y tomando muestras de materiales.
  • Colocar y activar sobre la superficie lunar los experimentos del paquete ALSEP (Apollo Lunar Surface Experiments Package).
  • Evaluar si la tecnología y equipamiento de la misión proporcionaban realmente un mayor tiempo de permanencia en la superficie lunar, un aumento de las operaciones extra vehiculares y permitía la movilidad sobre la superficie.
  • Realizar experimentos y fotografías desde la órbita lunar.

EL ROVER LUNAR

Planeado para ser utilizado en esta y en las dos siguientes y últimas misiones lunares, el LRV era un vehículo eléctrico liviano de cuatro ruedas diseñado para ampliar enormemente el área que podría explorarse en la superficie lunar. El Rover lunar a parte de los sistemas principales que controlaban la navegación, la potencia y el control térmico contaba también con antenas de alta y baja ganancia, cámaras de televisión, equipamiento y herramientas científicas y bolsas para almacenar las muestras.

Rover Lunar del Apolo 15 en la Luna (NASA)
Rover Lunar del Apolo 15 en la Luna (NASA)

Medía poco más de 3 metros de largo y un metro de alto, con una distancia entre ejes de 2,2 metros. La energía la proporcionaban dos baterías de 36 voltios. Su peso en la Tierra era de 210 kilos y tenía una capacidad de carga de casi 490 kilos, incluidos los dos astronautas y su equipo de soporte vital (aproximadamente 362 kilos), el equipo de comunicaciones (45 kilos), el equipo científico, el equipo fotográfico (55 kilos) y 27 kilos de muestras lunares. Antes de ser desplegado en la Luna, el LRV viajaba plegado y guardado en un lateral de la etapa de descenso del LEM. Además, el Rover fue diseñado para operar durante 78 horas durante el día lunar y podría viajar una distancia acumulada de casi 65 kilómetros, dentro de un radio de 9 kilómetros desde el módulo lunar.

UN PAR DE ANÉCDOTAS DEL ROVER

Cuenta el entrañable José Manuel Grandela en su libro “Fresnedillas y los hombres de la Luna” que durante la primera actividad extravehicular del Rover en la Luna con el Apolo 15, la marcha adelante no funcionó y los astronautas tuvieron que conducir marcha atrás dado que fueron incapaces de encontrar y solucionar el problema. Al día siguiente, encendieron de nuevo el LRV y empezó a funcionar como si nada hubiera pasado. Ya se sabe, cosa de brujas.

Los astronautas del Apolo 15 posando con el Rover lunar y sus Chevrolet Corvette (Autor desconocido)
Los astronautas del Apolo 15 posando con el Rover lunar y sus Chevrolet Corvette (Autor desconocido)

Otra de las anécdotas que nos narra José Manuel ocurridas en esta misión es que el Rover lunar llevaba cinturones de seguridad para amarrar a los astronautas, pero nadie debió caer en la cuenta en la Tierra que era complicado ponérselos con todo el traje y la mochila PLSS (Portable Life Support System) que llevaban los astronautas. Así que en la Luna decidieron que solo Scott se lo pusiera (con la ayuda de Irwin) por lo que el copiloto iría sin su agarre. Como al principio Scott empezó a conducir allí relativamente rápido, esto hizo que Irwin saliera despedido varias veces fuera del Rover. A ver si para el próximo regreso a la Luna la DGT pone carteles “informativos” al respecto.

EN LA LUNA

El lanzamiento y la Inyección Trans Lunar o TLI en sus siglas en inglés, transcurrió sin hechos destacables. Lo interesante vendría cuando los astronautas estuvieran en la superficie lunar y en su órbita.

El Falcon alunizó a poco más de 500 metros del lugar previsto, un gran hito sin duda, aunque a punto estuvo de fastidiarse el asunto puesto que el módulo lunar quedó sobre una pequeña cuesta de unos 11 grados de inclinación. Algo muy peligroso, sobre todo a la hora de despegar con la etapa de ascenso para regresar a la órbita lunar.

El Falcon sobre la Luna. Se aprecia como el módulo lunar del Apolo 15 quedó en una situación comprometida (NASA)
El Falcon sobre la Luna. Se aprecia como el módulo lunar del Apolo 15 quedó en una situación comprometida (NASA)

Dos horas después del aterrizaje en la superficie lunar, la cabina se despresurizó y el comandante del Apolo 15 abrió y salió por la escotilla superior del LEM. Durante esta stand-up EVA” (SEVA), que duró 33 minutos y 7 segundos, Scott tomó una serie de fotografías panorámicas y describió el área del lugar de aterrizaje.

PRIMERA Y SEGUNDA EVA

En la primera salida de los dos astronautas a la Luna se descargó el LRV y recorrieron unos 10 kilómetros. En las 6 horas y media que duró aquella excursión también pudieron recoger casi 15 kilos de muestras lunares.

James Irwin al lado del Rover lunar al final de la primera EVA del Apolo 15 (NASA)
James Irwin al lado del Rover lunar al final de la primera EVA del Apolo 15 (NASA)

Después de permanecer 16 horas, Scott e Irwin volvieron a salir por segunda vez a la superficie lunar. Allí fuera estuvieron 7 horas y 12 minutos, recorriendo 12 kilómetros con el Rover y trayéndose unos 35 kilos de rocas. Antes de volver al Falcon, aprovecharon para colocar la bandera de los Estados Unidos. En esta segunda EVA los astronautas recogieron la famosa roca del Génesis.

TERCERA EVA

Quedaba ya por realizar la tercera actividad extra vehicular antes de iniciar el regreso a casa. La última EVA fue la más corta de las tres, no llegando a las cinco horas de duración. En ese tiempo recorrieron poco más de 5 kilómetros y recolectaron 27 kilos de rocas. Una de ellas conocida como “Gran Scott” por su gran tamaño. Posteriormente, esta roca se troceó en 13 partes que se cedieron a distintas instituciones y centros. En España podemos admirar uno de ellos en el Centro de Visitantes del MDSCC de NASA en la sierra de Madrid.

Detalle de la pluma de halcón y el martillo utilizados por Scott en el experimento de Galileo (NASA)
Detalle de la pluma de halcón y el martillo utilizados por Scott en el experimento de Galileo (NASA)

Scott e Irwin disfrutaban de sus últimos instantes como únicos humanos en la Luna y aprovecharon para realizar el famoso experimento de Galileo con el que se demostró, de forma “mágica”, como dos objetos, un martillo y una pluma de halcón, en el vacío, tocan el suelo en el mismo momento si se dejan caer desde la misma altura. También les dio tiempo a matasellar unos sellos que llevaban consigo y que posteriormente generarían uno de los escándalos de esta misión.

SE APARCA DEFINITIVAMENTE EL ROVER

Cuando quedaba poco tiempo para regresar definitivamente al módulo lunar, Scott seleccionó un terreno elevado, relativamente cerca del Falcon, para aparcar definitivamente el Rover y permitir que su cámara de televisión pudiera trasmitir el despegue de la etapa de ascenso. Además, aprovechó, sin que muy pocos en la Tierra lo supieran, para colocar, a pocos metros del LRV, el memorial del astronauta caído y la lista de astronautas y cosmonautas fallecidos hasta ese momento. Tampoco se olvidó de poner una pequeña Biblia sobre el panel de mandos del Rover lunar.

Detalle de la placa conmemorativa dejada en el Rover del Apolo 15 (NASA)
Detalle de la placa conmemorativa dejada en el Rover del Apolo 15 (NASA)

El Rover, además, tenía una placa conmemorativa en el que se podía leer: Man’s First Wheels on the Moon, Delivered by Falcon, July 30, 1971 (“Las primeras ruedas del hombre sobre la Luna. Traídas por el Halcón el 30 de julio de 1971”). Por cierto, el Falcon también llevaba la correspondiente placa, como era común en todos los módulos lunares.

RECOPILANDO

En total y entre los dos astronautas, pasaron fuera del LEM unas 18 horas y 34 minutos. Recorrieron con el Rover lunar una distancia aproximada de 27,9 km y se recolectaron cerca de 77 kg. El punto más alejado del Falcon en el estuvieron fue de cinco kilómetros.

El Falcon del Apolo 15 y James Irwin en la lejanía al final de la tercera y última EVA (NASA)
El Falcon del Apolo 15 y James Irwin en la lejanía al final de la tercera y última EVA (NASA)

La cuarta exploración a la Luna terminaba con un éxito sin precedentes en relación a la actividad científica desplegada en la superficie y al botín de datos y materiales recopilados. Eso sin contar con todo lo planeado para realizar en órbita lunar por Al Worden. A parte de la cantidad de fotografías que tomó, y al volver Scott e Irwin de la superficie lunar, se lanzó un subsatélite gracias a un resorte situado en la bahía de instrumentos científicos del módulo de servicio. El nuevo satélite artificial que orbitaba la Luna, designado como PFS-1, tenía como función medir el plasma y el flujo de partículas energéticas, así como los campos magnéticos vectoriales y la velocidad del propio subsatélite. Datos a partir de los cuales se pudieron determinar grandes conclusiones acerca de las anomalías gravitacionales de la Luna.

PERO AUN QUEDABA ALGO MÁS

Una vez abandonada la etapa de ascenso del Falcon, se encendió el motor del módulo de servicio para salir de la órbita lunar con destino a la Tierra.

En el camino de regreso, Al Worden salió del módulo de mando para coger las cintas con los datos y fotografías de la bahía de instrumentos científicos (Scientific Instrument Module o SIM) del módulo de servicio. Fue la primera vez, en la historia de la astronáutica, que se realizaba una EVA en el espacio profundo, pudiendo el astronauta observar tanto la Tierra como la Luna en su totalidad simplemente girando la cabeza.

Concepción artística de la EVA de Al Worden al regreso del Apolo 15 de la Luna (NASA - S71-39614)
Concepción artística de la EVA de Al Worden al regreso del Apolo 15 de la Luna (NASA – S71-39614)

Se acercaba el final de esta histórica misión, no sin un último y buen susto ocurrido durante la fase de reentrada y amerizaje ya que, como contó formidablemente Toni Rigo en un artículo que publicamos hace años en este blog, uno de los tres paracaídas principales de frenado del módulo de mando no se desplegó correctamente y aunque la nave y la tripulación podían amerizar con seguridad, esto se produciría a mayor velocidad de lo normal.

LEGADO

El legado del Programa Apolo está plagado de logros sobresalientes, pero probablemente ninguno más que los de la misión del Apolo 15. La misión alcanzó todos los objetivos marcados y proporcionó a la comunidad científica una gran cantidad de información sobre la Luna, sus características y su origen.

El Apolo 15 a punto de amerizar con solo dos de los tres paracaídas desplegados (NASA)
El Apolo 15 a punto de amerizar con solo dos de los tres paracaídas desplegados (NASA)

Es cierto que después de la misión hubo una serie de escándalos como el asunto de los sellos o el de la escultura del astronauta caído, pero en realidad, si uno lo analiza un poco, aquello no puede empañar la machada que supuso el 15. Solo por haber realizado un alunizaje perfecto, con un módulo lunar cargado hasta los topes, entre las montañas de los Apeninos lunares ya es suficiente para olvidar ciertas anécdotas ocurridas al volver de aquellos increíbles parajes.

De hecho, aquella experiencia marcó profundamente al piloto del módulo lunar. Jim Irwin, uno de los moonwalkers más misteriosos, al menos para mí, tuvo profundas experiencias religiosas y dicen también que los problemas cardíacos que sufrió al volver de la Luna fueron causados por los esfuerzos físicos realizados allí.

EL PAPEL DE ESPAÑA

La red de seguimiento de vuelos espaciales tripulados de NASA en España (estaciones MSFN de Fresnedillas, Robledo y Maspalomas) operó de la misma forma que había hecho en la misión del Apolo 14. No hubo cambios significativos a pesar de que para el Apolo 15 se recibían más señales desde la Luna que en las anteriores misiones ya que, no solo había que comunicarse con el Rover, sino también con el subsatélite puesto en órbita lunar y el nuevo ALSEP.

Todas las comunicaciones establecidas durante el Apolo 15 (www.honeysucklecreek.net)
Todas las comunicaciones establecidas durante el Apolo 15 (www.honeysucklecreek.net)

La red NASCOM para el Apolo 15 se configuró también de forma similar al del 14, por lo que se hizo uso de tres satélites Intelsat. Uno situado sobre el Océano Pacífico y dos situados sobre el Atlántico (Intelsat III F-2 y el Intelsat II F-3).

Hay que recordar, de todas formas, que la recientemente inaugurada estación Intelsat de Telefónica en Agüimes (Gran Canaria) que venía a sustituir a la primitiva que se había instalado en Maspalomas, se estrenó dando soporte al Programa Apolo con esta misión.

HEMEROTECA

Los periódicos españoles de la época llevaban la noticia del Apolo 15, aunque bien es cierto que no le daban ya la importancia que tenía. Un ejemplo de esto es que cuesta encontrar alguna portada, a toda página, que haga referencia al lanzamiento de esta misión. Aunque, como siempre, en el Eco de Canarias y el ABC encontramos crónicas diarias y en algunas de ellas recalcando el papel de las estaciones españolas y sus “contactos” con la nave y los astronautas del 15.

Portada del diario ABC del 10 de agosto de 1971 con la noticia delregreso del Apolo 15 (ABC)
Portada del diario ABC del 10 de agosto de 1971 con la noticia del regreso del Apolo 15 (ABC)

En este sentido, recordamos, por ejemplo, el texto aparecido en el ABC del 27 de julio que con el título “Las estaciones españolas enviarán a Houston las imágenes recibidas de la Luna” decía:

“Ciento diez técnicos de la Compañía Telefónica atenderán, de forma especial y permanente, el sistema de comunicaciones establecido por parte de la NASA en España, entre la nave espacial «Apolo XV» y los diversos centros internacionales que cubren esta importante misión.

La atención a los diversos sistemas de comunicaciones tendrá una duración total de 1.800 horas de operación, por parte de los técnicos de la Telefónica.

Aparte de los circuitos que utiliza la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio) de forma habitual, en esta ocasión se han facilitado a la estación de Robledo de Chávela, diversos circuitos con otras estaciones que sirven de apoyo a las comunicaciones con el «Apolo XV» y que están situados en Alemania, Australia, África del Sur, Estados Unidos. Gran Bretaña e Italia.

Está prevista la retransmisión de varios programas de televisión desde la estación de comunicaciones por satélite de Buitrago hasta el Centro de Control de Houston. Las imágenes recibidas desde la Luna llegarán a la estación de Robledo de Chávela, desde donde se enviarán, a través de un radioenlace, a Buitrago. Desde esta estación y a través del satélite «Intelsat». Las imágenes serán retransmitidas hasta Houston para su posterior difusión por todo el mundo».

Tampoco faltaron en la prensa escrita, los típicos agradecimientos al terminar la misión.

CONCLUSIÓN

Después de todo lo narrado hasta ahora, es fácil intuir que la misión del Apolo 15 no solo fue un auténtico éxito dentro de la historia de la astronáutica y de los primeros viajes tripulados a la Luna, sino que el gran conocimiento obtenido sobre nuestro satélite, e indirectamente sobre el propio Sistema Solar, llega hasta nuestros días, 50 años después de aquella gesta.

Quedaban ya dos misiones para terminar el Programa Apolo. El 16 y el 17 se llevarían a cabo durante el año 1972, en los meses de abril y diciembre respectivamente. El 15 había puesto el listón muy alto, nivel que habría que mantener, al menos, durante la siguiente misión. Si se logró o no lo contaremos el año que viene. 😊

La impresionante Rima Hadley durante la primera EVA del Apolo 15 (NASA)
La impresionante Rima Hadley durante la primera EVA del Apolo 15 (NASA)

Por cierto, para aquellos que aún quieran saber más sobre la machada del Apolo 15, recomiendo la lectura del artículo escrito, entre otros, por nuestro admirado Alberto Martos y que se puede encontrar en este enlace de la web de la Agrupación Astronómica de Madrid.

Finalmente, y como sabéis que también me gustan mucho los relojes espaciales, reseñar que en el Apolo 15 se llevaron los tres Omega Speedmaster calibre 105.012 oficiales, pero Dave Scott, a parte, se llevó su Bulova 88510 Chronograph, renombrado ahora como Bulova Lunar Pilot Chronograph. Este Bulova fue vendido, en 2015, por 1,6 millones de dólares.

Insignia del Apolo 15

Godspeed Apolo 15!

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Jorge M.G.
Jorge M.G.
2 años atrás

Que gran misión, esperemos que el programa Artemisa lo supere. Muy buena información sobre el apolo 15. Gracias.

Carlos L.B.
2 años atrás

Completísimo repaso a la misión, Quique.

Irwin debía ser particular, si. Estando en la superficie tuvo una revelación que le acercó a Dios. A su regreso declaró que «Jesús caminando en la tierra es más importante que el hombre caminando sobre la Luna». Además también se dedico a la búsqueda de los restos del Arca de Noé.

Y muy buena la cita a la DGT. Ya me imagino los carteles para el próximo alunizaje: «Control de velocidad por su seguridad«, «Hagan uso de sus cinturones«, y el mejor: «Lo importante es volver»

Un saludo.
Carlos

Bruno
Bruno
1 año atrás

Hay alguna explicación razonable sobre el Bulova de Dave? Acaso un objeto personal permitido?
Como siempre muy útil e instructivo,
Saludos

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