50 años del Apolo 14: no hay mal que por bien no venga

Apollo 14: ‘A Wild Place Up Here’ (NASA).

Diez meses después del gran susto provocado por el accidente del Apolo 13, toda la maquinaria de la NASA se había vuelto a activar para enviar al Apolo 14 a la Luna. El Programa Apolo no podía terminar con un (aparente) fracaso como el del Apolo 13 así que, tras analizar y corregir los problemas surgidos en la misión anterior, Alan Shepard y Edgar Mitchell se iban a convertir en el quinto y sexto hombre en pisar las Tierras Altas de Fra Mauro. En esa aventura los acompañaría Stuart Roosa, piloto del módulo de mando Kitty Hawk, que permanecería en la órbita lunar.

LA TRIPULACIÓN

Para llevar a cabo el crítico regreso de los Estados Unidos a la superficie lunar después del Apolo 13, la NASA seleccionó, irónicamente, a la tripulación con menos horas de vuelo en el espacio de todas ellas. Y es que Alan Shepard, el primer astronauta norteamericano, solo contaba con los quince minutos de vuelo del primer Mercury, cuatro de los cuales fueron en “ingravidez”.

Alan B. Shepard (Foto NASA S63-02082)
Alan B. Shepard (Foto NASA S63-02082)

Shepard no participó en el Programa Géminis porque después de su vuelo en la Freedom 7 se le detectó un problema en su oído que le impedía volar. Unos años después, se pudo operar de manera que, en mayo de 1969, volvió a estar disponible para poder ser asignado a una misión.

Mitchell, a parte de sus horas de vuelo como piloto, contaba con una gran experiencia en el diseño del módulo lunar al lado de los ingenieros de Grumman. Por su parte, Stu Roosa era un excelente piloto, con más de 4.000 horas de vuelo, que había sido parte de la tripulación de reserva del Apolo 9.

Tripulación del Apolo 14. De izq. a dcha: Roosa, Shepard y Mitchell.
Tripulación del Apolo 14. De izq. a dcha: Roosa, Shepard y Mitchell. Detrás de ellos se observa el parche oficial de la misión.

Todo esto provocó alguna presión hacia la NASA, sin embargo, Deke Slayton, el jefe de la oficina de los astronautas, sabía perfectamente que la tripulación seleccionada estaba preparada y lista para ir a la Luna con todas las garantías.

LAS NAVES Y LOS INDICATIVOS DE LLAMADA

Al módulo de servicio se le añadieron equipos redundantes como consecuencia del accidente del Apolo 13. Entre estos equipos estaban un nuevo depósito de oxígeno, aislado, para poder ser usado en caso de un nuevo incidente como el ocurrido en la misión anterior, y una nueva batería de reserva. Además, a la tripulación se le suministró unas bolsas extras con agua potable. Otras de las mejoras que se realizaron fueron la sustitución de los aislamientos de teflón y los termostatos que habían fallado en el 13.

Módulo de mando y servicio Kitty Hawk (Foto NASA AP14-70-H-1410).
Módulo de mando y servicio Kitty Hawk (Foto NASA AP14-70-H-1410).

Con todos estos cambios se podía volver a intentar el asalto a la Luna con relativa seguridad. El módulo de mando y servicio (oficialmente CMS-110) fue bautizado como Kitty Hawk en honor al nombre del lugar en donde los hermanos Wright lograron volar por primera vez. Por otro lado, Antares fue el nombre seleccionado para el módulo lunar (oficialmente LM-8). Antares es una de las estrellas que se usaría como referencia para el aterrizaje del LEM en la superficie lunar.

EL PARCHE «BEEP, BEEP»

El parche para esta misión contenía, en su diseño, el famoso pin dorado de los astronautas. Este pin se otorga a los astronautas que han volado al espacio y, como se puede observar en la insignia, se acerca a la Luna dejando un rastro desde el lugar de despegue en la Tierra.

Insignia de la tripulación de reserva del Apolo 14
Insignia de la tripulación de reserva del Apolo 14. Fuente: www.hq.nasa.gov/alsj/a14/

Sin embargo, esta misión contó, por primera y última vez, con un segundo parche. Esta segunda versión fue diseñada por la tripulación de reserva del Apolo 14 (Eugene Cernan, Ronald Evans y Joe Engle) sobre la base del parche principal. Para ello sustituyeron el pin dorado por el coyote y pusieron al correcaminos sobre la Luna. También cambiaron el nombre de la misión por “Beep Beep” además de los apellidos de los astronautas.

LOS OBJETIVOS Y EL MET

Los objetivos principales marcados para el Apolo 14 fueron los mismos que se decidieron para el Apolo 13. Se trataba, por tanto, de una misión del tipo H que implicaba, por un lado, volver a aterrizar de forma precisa en el lugar preestablecido de la Luna y, por el otro, realizar una exploración científica más metódica del lugar seleccionado.

Para esta misión se apostó claramente por seguir acumulando material geológico lunar y datos científicos. Para poder cumplir esos objetivos, a parte de desplegar el tercer conjunto de experimentos ALSEP (incluyendo un mortero para disparar granadas con el fin de medir la actividad sísmica), se probó un carrito plegable de dos ruedas llamado MET (Modular Equipment Transporter o Transporte de equipamiento modular). Aunque el MET podía acarrear herramientas, cámaras, rocas lunares y hasta un magnetómetro portátil, aquel carrito no fue del gusto de los astronautas porque a veces se hundía en el regolito y había que levantarlo. Otras veces tenían que tirar de él los dos astronautas a la vez, otras veces rebotaba y se caían cosas al suelo por lo que se decidió que un astronauta tenía que ir detrás del MET recogiéndolo todo.

Alan Shepard en la superficie lunar junto con el MET (Foto NASA AS14-68-9405)
Alan Shepard en la superficie lunar junto con el MET (Foto NASA AS14-68-9405)

¿EXPERIMENTOS SECRETOS?

Como curiosidad, se plantearon una serie de experimentos secretos por parte del Ministerio de Defensa. Fue la primera vez, ya que en las otras misiones previas estos objetivos no existieron. Tampoco fue la única, ya que en el resto de misiones se volvieron a realizar. Por lo que he podido investigar estos experimentos consistieron en estudios de las perturbaciones en la ionosfera por uso de misiles, pruebas con radares, medidas acústicas, pruebas con sistemas ópticos y un experimento conocido como Campana de capilla (Chapel bell).

Hubo otro experimento, más o menos secreto, que ya contamos en este blog hace tiempo, llevado a cabo por Edgar Mitchell sobre telepatía. A este respecto, Deke Slayton comentó que lo había hablado con Mitchell unos meses antes del lanzamiento porque pensaba que podría valer la pena, total, “la NASA no lo sabe todo”, pero que no se forzara la cosa para evitar la polémica y que Mitchell tuviera que ser apartado.

COMIENZA LA MISIÓN

Y llegó el gran día. El Saturno V levantó el vuelo el domingo 31 de enero de 1971 desde el complejo 39 A de Cabo Cañaveral. El lanzamiento se retrasó 40 minutos por la presencia de una tormenta, ya que no se quería correr el mismo riesgo que con el Apolo 12 y el famoso rayo que impactó en el cohete. Fue la primera vez que un lanzamiento tripulado del Programa Apolo no se realizaba a tiempo. Por cierto, contamos hace poco aquí que, entre los invitados de honor aquel día, se encontraban los Príncipes de España, don Juan Carlos y doña Sofía.

Lanzamiento del Apolo 14 (Foto NASA AP14-KSC-71PC-111).
Lanzamiento del Apolo 14 (Foto NASA AP14-KSC-71PC-111).

No quiero dejar de comentar otra anécdota relacionada con España y la estación de seguimiento de Fresnedillas de la Oliva que da nombre al título del libro de José Manuel Grandela “Fresnedillas y los hombres de la Luna”. El día del lanzamiento del Apolo 14, la caravana de coches que iba de Madrid a la Estación para trabajar en su turno, se paró bruscamente en el pueblo de Valdemorillo. Coincidió que ese día se estaba celebrando las fiestas patronales y el pueblo estaba lleno de gente acompañando la procesión. Parecía imposible que aquellos hombres pudieran atravesar Valdemorillo para llegar a tiempo a la Estación y ayudar al Apolo 14. Sin embargo, un hombre reconoció a Grandela y a sus compañeros y grito:

¡Hay que dejarles pasar! ¡Son los de la Base! ¡Son los hombres de la Luna!”.

No se sabe muy bien porqué, si fue la intervención mariana o porque el accidente del Apolo 13 estaba reciente en la memoria de aquellas gentes, pero aquellas palabras mágicas hicieron su efecto y todo el mundo se apartó para que los coches pudieran atravesar rápidamente el pueblo y seguir su camino hacia Fresnedillas.

MÁS PROBLEMAS

La etapa S-IVB descarga el combustible durante la transposición y el acoplamiento del Apolo 14 (Foto NASA AS14-72-9920).
La etapa S-IVB descarga el combustible durante la transposición y el acoplamiento del Apolo 14 (Foto NASA AS14-72-9920).

Pero volvamos a la misión. La fase de ascenso y puesta en órbita terrestre transcurrió de forma nominal. Pero en la fase translunar ocurrió el primero de muchos contratiempos que pudieron echar al traste perfectamente a esta misión.

En esta fase había que realizar la conocida como operación de transposición. La transposición era la separación del CMS de la etapa S-IVB del Saturno V para después girar 180 º y capturar el LEM que seguía dentro del Saturno V.

Las dos naves se unían gracias a una sonda de atraque del tipo macho-hembra. Pero aquello falló. Stuart Roosa, como piloto del módulo de mando, era incapaz de cerrar el mecanismo. Y si aquello no ocurría, los tres astronautas se tenían que volver a la Tierra. Como esa perspectiva no era muy halagüeña, los astronautas lo intentaron muchas veces, no siendo hasta el sexto intento cuando las dos naves lograron acoplarse. Parece ser que el problema fue una mala configuración del dispositivo ya que la sonda de atraque fue chequeada posteriormente y estaba bien. Aquello fue como un hipo, tal y como escribió Deke Slayton en sus memorias.

LLEGADA A LA LUNA

Solventado el incidente de la trasposición, el Apolo 14 llegó a la órbita lunar y para descender a la superficie, en esta ocasión, se iba a testar una nueva técnica.

Hasta entonces, para «bajar», lo que se hacía era, básicamente, encender el motor de la etapa de descenso del módulo lunar con el fin de frenar la nave. Sin embargo, lo que se probó esa vez fue utilizar el motor del módulo de servicio (Service Propulsion System o SPS) para ello. Con esto se conseguía aumentar la autonomía del LEM y tener más combustible disponible para intentar aterrizar con más seguridad en una zona más complicada.

El módulo lunar Antares se separa del módulo de mando (Foto NASA AS14-74-10205).
El módulo lunar Antares se separa del módulo de mando (Foto NASA AS14-74-10205).

Una vez que el Apolo 14 se resituó en la órbita lunar utilizando la nueva técnica, se dio orden de separar el CSM del módulo lunar y comenzar el descenso a la superficie. Sin embargo, otro grave problema surgió y es que el Antares, como todos los módulos lunares, tenía un mecanismo de seguridad para suspender, en cualquier momento, la misión. Este dispositivo, un botón con la palabra Abort en inglés, mostraba una luz en el panel de instrumentos cuando estaba activado.

La cuestión es que en Control de la Misión se dieron cuenta de que aquel mecanismo parecía estar encendido cuando no debía. Además, los astronautas confirmaron que ellos no lo habían activado, ni tan siquiera por error, por lo que, como parecía lógico, si aquello no se solucionaba el alunizaje no iba a poder ser posible. Parecía como si existiera una mano negra para impedir, a toda costa, que Al Shepard y Ed Mitchell pisaran la Luna en aquel mes de febrero de 1971.

Botón de aborto (Abort Stage) y situación del mismo en el panel de mando del Módulo Lunar.
Botón de aborto (Abort Stage) y situación del mismo en el panel de mando del Módulo Lunar.

Aunque la historia de cómo se resolvió este incidente merecería ser contada en un artículo aparte, el resumen es que se decidió programar, a contrarreloj, una especie de baipás, a modo de puenteo, que ignorase aquella señal de aborto. Pero sin olvidar que, en caso necesario, el botón tenía que poder ser usado “de verdad” si los astronautas se encontraban en una situación de riesgo real. Sólo quedaban diez minutos disponibles, cuando Shepard y Mitchell recibieron las instrucciones que debían ejecutar en el ordenador de LEM.

Aquel procedimiento diseñado, in extremis, por Don Eyles y su compañero Bruce McCoy funcionó a la perfección. Sin embargo, otra vez, se estuvo realmente cerca del fracaso. Y es que, con que Al Shepard y Ed Mitchell se hubieran equivocado solo una vez en la introducción de uno de los aproximadamente sesenta comandos que tenían que meter en el teclado de la computadora (DSKY), todo se hubiera ido al garete. Afortunadamente no fue así y los dos astronautas pudieron aterrizar en la Luna unos minutos después.

EN LA SUPERFICIE LUNAR

Una vez allí, las tierras altas de Fra Mauro estaban preparadas para recibir las pisadas de los que serían el quinto y sexto hombre sobre la Luna. En las 33 horas que estuvieron en la superficie, se realizaron dos salidas del módulo lunar, tal y como había ocurrido también en el Apolo 12.  

El módulo lunar Antares en Fra Mauro (Apolo 14).
El módulo lunar Antares en Fra Mauro (Apolo 14).

A parte de lo ya mencionado anteriormente sobre el uso del MET y sobre la actividad científica desplegada en Fra Mauro, lo más llamativo de la tercera presencia humana sobre la Luna ocurrió al final de la segunda y última actividad extravehicular (EVA). Y es que a Alan Shepard no se le ocurrió otra idea que jugar al golf en la Luna. Esta anécdota la contamos hace tiempo en MrGorsky, y llegó a ser calificada por el mismísimo Deke Slayton como lo “más destacado de las EVAs”.

Una de las dos pelotas de golf jugadas por Shepard y la jabalina de Mitchell. Foto: AS14-66-9337.
Una de las dos pelotas de golf jugadas por Shepard y la jabalina de Mitchell. Foto: AS14-66-9337.

Por cierto, Mitchell tampoco se quiso quedar atrás y cogió un mástil del experimento de viento solar y lo lanzó a modo de jabalina. Como dijeron más tarde, en el Apolo 14 se jugaron los primeros Juegos Olímpicos lunares.

Los dos astronautas estuvieron correteando por la Luna alrededor de 9 horas. En ese tiempo lograron recoger unos 42 kilogramos de rocas lunares, llegando a caminar unos 4 kilómetros en total y, como se había hecho en las dos misiones lunares anteriores, se plantó una bandera de Estados Unidos y se dejó una placa conmemorativa en una de las patas del LEM.

Placa dejada en la etapa de descenso del módulo lunar Antares (Apolo 14).
Placa dejada en la etapa de descenso del módulo lunar Antares (Apolo 14).

EL REGRESO A CASA

A partir de ese momento, todo el esfuerzo estaba ya concentrado en volver a la Tierra sanos y salvos, cosa que ocurrió el 9 de febrero. Por cierto, que esta misión fue la más precisa de todas las del Programa Apolo ya que aterrizó en la Luna a 53 metros del objetivo marcado y amerizó en el Pacífico a tan solo un kilómetro del lugar previsto.

Ed Mitchell saliendo del módulo de mando Kitty Hawk (Foto NASA S71-19474).
Ed Mitchell saliendo del módulo de mando Kitty Hawk (Foto NASA S71-19474).

Aunque los tres astronautas del Kitty Hawk tuvieron que permanecer en cuarentena a su regreso a la Tierra, siendo la última tripulación que lo “sufrió”, en el módulo de mando se implementó un procedimiento novedoso para controlar y disminuir el polvo lunar. Eso se probó porque, en las dos misiones anteriores a la Luna, el polvo que se adhirió a los paneles creó bastantes problemas en el regreso.

Ed Mitchell y Alan Shepard observando unas muestras traidas de la Luna (Foto NASA 71-H-338).
Ed Mitchell y Alan Shepard observando unas muestras traidas de la Luna (Foto NASA 71-H-338).

En definitiva, la tercera misión tripulada a la Luna fue todo un éxito. A parte de los logros ya comentados anteriormente, en esta misión se consiguió colocar en órbita lunar la mayor carga útil hasta ese momento, así como recorrer la mayor distancia sobre la Luna. También fue la misión que trajo a la Tierra mayor carga útil desde la superficie lunar (hasta ese momento).

EL LEGADO

Desgraciadamente, ni Shepard, ni Mitchell ni Roosa siguen vivos. El primero de los tres que nos dejó fue Roosa en 1994. Falleció por una pancreatitis y fue enterrado en el Cementerio de Arlington. Cuatro años después, en 1998, fallecía el comandante de hielo (Icy commander) como era conocido Alan Shepard, por una leucemia. Y, como publicamos en MrGorsky, en febrero de 2016 falleció Ed Mitchell.

El Kitty Hawk en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral.
El Kitty Hawk en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral.

Por otra parte, el módulo de mando del Apolo 14, el Kitty Hawk, se puede contemplar actualmente en el centro de visitantes del Centro espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (La Florida).

Otro legado bastante curioso que aún pervive de aquella compleja misión son unos árboles. Stuart Roosa llevó a la órbita lunar unas 500 semillas de árboles típicos americanos.

Árbol lunar, Waycross, Georgia (Estados Unidos).
Árbol lunar, Waycross, Georgia (Estados Unidos).

Esas semillas viajaron en el módulo de mando, dentro de una cápsula del tamaño de una lata de conserva y, al regreso a la Tierra, una vez germinadas, se plantaron en diferentes lugares de los Estados Unidos y en algunos otros países como Brasil.

En internet se pueden encontrar fácilmente un montón de listados con la ubicación de estos árboles lunares o moon trees que es como se conocen en inglés.

LA RED DE SEGUIMIENTO Y EL PAPEL DE ESPAÑA

La Red de vuelos espaciales tripulados, MSFN en sus siglas en inglés, se comportó excelentemente. Se configuró de forma similar a la misión del Apolo 13 y se llegó a contabilizar el menor número de incidencias de todos los vuelos Apolo hasta ese momento.

La estación mexicana de Guaymas, con una antena de 9 metros (30 pies) como la de Maspalomas, se cerró en noviembre de 1970 puesto que NASA estimó que, con las estaciones de Hawái, Goldstone y Corpus Christi, se desempeñaba perfectamente la cobertura de la misión.

Anuncio del cierre de la estación de Guaymas (Nov. 1970).
Anuncio del cierre de la estación de Guaymas (Nov. 1970).

Se puede leer también, en el dosier de prensa de la misión, que el plato de la antena principal de Goldstone se amplió hasta los 64 metros (210 pies).

En otros documentos técnicos descubrimos que las estaciones de apoyo de la Red de espacio profundo (las Apollo wings), fueron actualizadas para poder dar soporte al conjunto de experimentos lunares (ALSEPs en sus siglas en inglés). Además, a la estación de Maspalomas (CYI) se le añadió capacidad dual USB.

Antenas españolas de NASA de la red MSFN.
Antenas españolas de NASA de la red MSFN.

La otra red que participaba también en cualquier misión tripulada era la NASCOM (NASA Communications Network). Como se ha comentado aquí multitud de veces, esta red se encargaba de unir a todas las estaciones de la red MSFN y DSN con el Control de la misión en Houston (a través de Goddard). En España, su papel lo desarrollaban las instalaciones de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), con sus estaciones vía satélite INTELSAT de Buitrago del Lozoya (Madrid) y Maspalomas (Gran Canaria). Para el Apolo 14 se hizo uso de tres satélites INTELSAT. Uno situado sobre el Océano Pacífico y dos situados sobre el Atlántico (Intelsat III F-2 y el Intelsat II F-3). De estos dos, uno se reservó para enlazar de forma directa la estación de Madrid con Goddard con el fin de asegurar la recepción de la señal de televisión desde la Luna.

Antenas Intelsat de Telefónica de la red NASCOM.
Antenas Intelsat de Telefónica de la red NASCOM.

RECONOCIMIENTOS A ESPAÑA

Como dijimos al principio, el comportamiento de toda la red fue extraordinario y, como casi siempre ocurría al terminar las misiones, la NASA felicitaba a todos los participantes tanto de forma individual como de forma institucional. De ahí que, para el Apolo 14, encontramos en multitud de publicaciones, esos reconocimientos públicos y felicitaciones de la NASA a la CTNE.

El Eco de Canarias (14 febrero de 1971).
El Eco de Canarias (14 febrero de 1971).

Hay que recordar, llegados a este punto, que el Apolo 14 fue la última misión lunar soportada por la estación INTELSAT de Telefónica en Maspalomas. La razón fue que la CTNE estaba terminando la construcción y puesta en marcha de otra estación cercana a la de Maspalomas, en concreto en el municipio gran canario de Agüimes, que empezaría a operar, a partir del mes de abril de ese mismo año de 1971, con el satélite Intelsat IV F-2. Esta nueva estación de Telefónica contaría con una antena más moderna de 30 metros de diámetro y daría soporte a las tres próximas, y últimas, misiones del Programa Apolo.

LA HEMEROTECA

El interés periodístico para el Apolo 14, no solo desde el lado norteamericano sino también desde el lado español, aumentó claramente de nuevo tras el susto del Apolo 13. De ahí que, a nivel informativo, se pueden encontrar multitud de crónicas, noticias y referencias acerca de esta nueva misión lunar de la que se cumplen 50 años estos días.

Portadas del ABC en referencia al Apolo 14 (1971).
Portadas del ABC en referencia al Apolo 14 (1971).

Unos días antes del lanzamiento, hubo una rueda de prensa en las oficinas de NASA en Madrid en donde estuvieron presentes Don Manuel Bautista Aranda, Luis Ruiz de Gopegui, Henry Schultz, Berndt, Stompf y Figueroa. En aquella rueda de prensa se comentó, entre otras cosas, la influencia de la presencia cercana de la sonda soviética Lunajod 1 “cerca” del lugar de aterrizaje del Apolo 14 y del nulo coste de la participación española en la misión. Allí también se recalcó que las estaciones españolas estarían en contacto con los astronautas durante 125 horas y 46 minutos de la totalidad de las 216 horas y 38 minutos. Es decir, un 58 % del tiempo de la misión.

El Eco de Canarias, edición del 6 de febrero de 1971.
El Eco de Canarias, edición del 6 de febrero de 1971.

En Canarias, El Eco de Canarias no faltaba a la cita como en anteriores misiones. Al finalizar la misión, en la edición del jueves 11 de febrero, se recogían cinco declaraciones sobre el Apolo 14. Eran las del director norteamericano de la estación de Maspalomas, Sr. Rouiller, el director español Sr. Mendizábal, los señores Cantrell y McCarthy de Bendix y las de Valeriano Claros que dijo:

Yo describiría el Apolo 14 como el éxito de las comunicaciones. Se ha conseguido demostrar de la manera más fehaciente que se puede obtener una comunicación perfecta entre una nave espacial o unos hombres posados en nuestro satélite y un centro de control: Houston.

Mi opinión personal es que este éxito técnico es el colofón que abre las puertas a la nueva era de las comunicaciones espaciales«.

CONCLUSION

El Apolo 14 colocó de nuevo al Programa Apolo en el sendero correcto después del Apolo 13 pero, aunque esta misión fue todo un éxito, estuvo a punto de convertirse, de nuevo, en un fracaso, como acabamos de ver.

Sin embargo, la exploración lunar llevada a cabo por Shepard y Mitchell avanzó enormemente durante esta extensísima misión. Tan extensa fue que se nos han quedado en el tintero comentar algunas anécdotas más, que dejaremos para otra ocasión, como por ejemplo la del péndulo doble o la del logotipo de la estrella de Mercedes Benz.

El módulo lunar Antares visto desde la distancia (Apolo 14)
El módulo lunar Antares visto desde la distancia (Apolo 14)

El último de los “vuelos de prueba lunares” certificó que la tecnología podía intentar dar otro salto más para intentar pasar más tiempo en la Luna investigando y buscando respuestas científicas. La audacia y la ambición de la NASA todavía no se había terminado y la misión del Apolo 15 esperaba ya para ser lanzada en el mes de julio de ese mismo año. Iba a llevar consigo, en las bodegas del módulo lunar, al primer coche biplaza que se conduciría por la Luna, en la rima Hadley. Pero, eso lo contaremos en julio.

Insignia del Apolo 14

Godspeed Apolo 14!

¡Ah! Una última curiosidad, cada astronauta llevó su reloj Omega Speedmaster oficial, pero tanto Mitchell como “Smokey” Roosa llevaron sus Rolex GMT Master 1675 Pepsi Pilotwatch personales. Así que en la Luna hubo dos Speedmaster y un Rolex GMT.

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Carlos aka TALsite
3 años atrás

Estupendo y completísimo artículo Quique.
Me ha encantado el dato de la procesión local; me viene a la mente una imagen muy berlanguesca.

Salud.
Carlos.

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