50 años del Apolo 12: se repite la machada

Cuando Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins regresaron de su viaje a la Luna en julio de 1969, demostraron que el ser humano podía realizar viajes interplanetarios. Esa certeza significaba ya que la aventura era posible. En el fondo, era el pistoletazo de salida para la exploración real de la Luna. Y para seguir haciendo Historia con mayúsculas. Cuatro meses después, en noviembre, llegaba el turno para Charles “Pete” Conrad, Alan Bean y Richard Gordon.

Tripulación del Apolo 12. De izq. a dcha: Charles Conrad, Richard Gordon y Alan Bean. Fotografía: AP12-KSC-69PC-621.

El objetivo principal que debía cumplir la misión del Apolo 12 era aterrizar en la Luna de forma precisa, es decir, en un lugar predeterminado. Algo que el Apolo 11 no pudo conseguir ya que alunizó a casi seis kilómetros del sitio inicialmente previsto. Esta vez se escogió un lugar en el Océano de las Tormentas, concretamente a escasos metros de donde se había posado la sonda Surveyor 3 en abril de 1967.

Momento en el que un rayo golpea la torre de lanzamiento durante el despeque del Apolo 12. Foto: AP12-S69-60068.

El Apolo 12 fue lanzado desde Cabo Cañaveral el 14 de noviembre y se puede afirmar que fue una misión casi perfecta. Aunque estuvo a punto de fracasar desde el mismo inicio de esta puesto que un par de rayos impactaron sobre el Saturno V durante la fase de lanzamiento haciendo que los paneles de navegación del módulo de mando se apagasen. En momentos así es cuando se justifica la elección de ciertos astronautas para llevar a cabo ciertas misiones. Sino hubiera sido por los nervios de acero de Conrad, junto con las tablas de Gordon y Bean, la misión se hubiera abortado provocando un gran perjuicio al Programa Apolo. Aunque, para ser justos también, la ayuda que recibieron desde el Control de misión en Houston para solventar ese momento crítico fue definitiva: John Aaron, el controlador EECOM, sugirió rápidamente “que prueben SCE a Auxiliar” (“Try SCE to Aux” en inglés) orden que arregló el problema “milagrosamente”.

Pete Conrad saliendo del LEM para pisar la superficie lunar. Fotón: AS12-46-6717.

A parte de conseguir el objetivo de aterrizar a unos 200 metros de la Surveyor 3, la misión del Apolo 12 fue la primera en realizar dos actividades extravehiculares (EVA en sus siglas en inglés) de casi cuatro horas cada una. En esas EVAs se instaló, por primera vez, un conjunto de experimentos e instrumentos científicos denominado ALSEP (Apollo Lunar Surface Experiments Package), así como otra bandera los Estados Unidos. En la pata de la etapa de descenso del módulo lunar se dejó una placa sin ninguna frase como si ocurrió en el Apolo 11, solo la fecha y los nombres y las firmas de los astronautas. En la Luna se recolectaron 34,5 Kg de rocas y se cogió la cámara de televisión de la Surveyor 3 para estudiarla posteriormente en la Tierra.  En total Pete Conrad y Alan Bean permaneciendo en la Luna 31 horas y 31 minutos.

Charles Conrad examinando la Surveyor 3 durante la segunda EVA. Foto: AS12-48-7136.

Entre los logros de esta misión, no quiero olvidar tampoco mencionar que el Apolo 12 viajó en una trayectoria híbrida, no de retorno libre. Esto se decidió por varias razones, entre ellas para que la antena de seguimiento de Goldstone (EE. UU) de 64 metros (210 pies) de diámetro pudiera controlar el descenso y aterrizaje en la Luna. A cambio se sacrificaba la seguridad, por lo que, si hubiera habido un problema grave con los motores de la nave, los astronautas no hubieran podido regresar directamente a la Tierra. La importancia de esto se demostró clave en la siguiente misión, la del Apolo 13.

Placa dejada por el Apolo 12 en una de las patas de la etapa de descenso del módulo lunar Intrepid.

Otro dato curioso de esta misión es que, durante el regreso a casa, los astronautas del Apolo 12 tuvieron la suerte de ser los primeros hombres en ver a la Tierra eclipsando al Sol.

También al regreso, los astronautas tuvieron que pasar 21 días de cuarentena.

El indicativo de llamada elegido para el módulo de mando y de servicio fue Yankee Clipper y para el módulo lunar el de Intrepid. Nombres puestos por los trabajadores de las fábricas de esas dos naves. El módulo de mando Yankee Clipper se exhibe actualmente en el Museo del aire y el espacio de Virginia (Virginia Air & Space Center) de Hampton (Virginia).

Módulo de mando Yankee Clipper en el Museo del Aire y el Espacio de Virginia (EE.UU.).

Desgraciadamente, ninguno de los tres astronautas sigue vivo. Conrad, el comandante, falleció en 1999 por una hemorragia interna tras sufrir un accidente de moto. Gordon murió en 2017 y Alan Bean, el piloto del módulo lunar, nos dejó en 2018.

Apolo 12 (Intrepid) en la Luna. A la derecha se observa la antena de Banda-S. Foto: AS12-47-6988.

La configuración de la red de seguimiento de vuelos tripulados (MSFN en sus siglas en inglés) se amplió, no solo con la antena de 64 metros de Goldstone antes mencionada, sino también con otra antena en Parkes (Australia) con el objetivo de mejorar la cobertura de televisión en la Luna. En general la red funcionó perfectamente. Como pequeña anécdota reflejada posteriormente en el informe de la misión, hay que destacar que después de la primera EVA, se detectó un tono de 2 KHz en las comunicaciones aire-tierra recibidas a través del canal de voz de respaldo del módulo lunar. Parece ser que ese tono se generó en algún equipo de la estación de Fresnedillas (Madrid prime) y posteriormente se enviaba hacia el módulo lunar por el enlace uplink que a su vez era retransmitido al transpondedor de tierra.

Configuración de la red NASCOM para el Apolo 12. Se puede ver que sobre el Océano Atlántico había dos satélites INTELSAT operando.

¿Y qué pasó con la red NASCOM? Recordamos que esta red mundial estaba formada por multitud de circuitos telefónicos, cables submarinos, enlaces de microondas, satélites de comunicaciones, etc, que trasmitían los datos recogidos en las estaciones de la red MSFN al control de misión en Houston. Como ya contamos en este blog, unos días antes del lanzamiento del Apolo 11, el enlace principal entre las estaciones de NASA en España (a través de la estación de Telefónica en Buitrago) y Estados Unidos se perdió. La antena del satélite Intelsat III-F2, situado sobre sobre Brasil, falló y quedó inutilizado para dar servicio al Apolo 11. Sin embargo, el satélite se recuperó parcialmente en agosto de ese mismo año, permitiendo trasmitir unos circuitos de voz. Por tanto, para la misión del Apolo 12, se podía volver a contar con él. No obstante, como no era suficiente, también se tuvo que utilizar el otro satélite operativo que había sobre el Océano Atlántico: el Intelsat II-F3 o Canary bird (Canario).

El Intrepid visto desde el Yankee Clipper descendiendo a la superficie lunar. Foto: AS12-51-7507.

Si el Apolo 12 logró un aterrizaje preciso fue gracias, en parte, al excelente comportamiento de la red MSFN y NASCOM la cual permitió trasmitir y recibir instantáneamente los datos entre el módulo lunar y el Centro del control de misión en Houston. Una gran parte de esos datos se procesaron con el nuevo programa informático del LEM (llamado «Lear Processor» en honor a su inventor, el ingeniero William M. Lear) para ir corrigiendo los errores de navegación en el descenso del Intrepid a la Luna. Con el nuevo comando «Noun 69» (Nombre 69), los astronautas podían actualizar las coordenadas del lugar de aterrizaje en base a los datos que recibían de la red MSFN y todo ello en tiempo real.

Apollo experience report – Mission planning for lunar module descent and descent – junio 1972.pdf

Los periódicos españoles de la época ya informaban sobre la misión unos días antes del lanzamiento. El día 13 lo que preocupaba era si la avería detectada en uno de los depósitos de hidrógeno líquido podría hacer que se aplazara el lanzamiento. Al día siguiente, Europa Press reseñaba el papel de la estación de Fresnedillas y su enlace con Houston a través del satélite Intelsat operado por Telefónica desde su estación de Buitrago del Lozoya. El día 15, en el ABC, el enviado especial a Fresnedillas, Antonio Alférez, reflejaba en su crónica que había podido ver el lanzamiento “a través de una pantalla de TV en color”. Alférez también se percató que la segunda misión a la Luna ya no despertaba tanto interés entre el público puesto que “apenas hemos venido unos pocos periodistas en comparación con la legión llegada con el Apolo 11”. La agencia Cifra informaba también de los contactos hechos entre la estación de Maspalomas y los astronautas durante la primera fase de la misión. El 18 de noviembre, el ABC informaba de que los equipos de astrofotografía de la Agrupación Astronómica de Sabadell habían podido fotografiar, con mucha calidad, “el cúmulo de gas desprendido por el Apolo 12 al iniciar su recorrido translunar”. Al parecer esta Agrupación colaboraba con NASA dentro de la red internacional de vigilancia lunar.

Portadas del diario ABC relacionadas con la misión Apolo 12.

Los periódicos canarios, en especial El Eco de Canarias, cubrían también la misión, centrándose muchas veces en contar lo que pasaba desde la estación de Maspalomas. Antonio-Román Rodríguez del Pino enviaba sus crónicas telefónicas, sin embargo, desde la estación de “Robledo de Chavela”. La agencia Pyresa informaba, el día 19, que TVE iba a emitir en directo un par de programas sobre la llegada del Apolo 12 a la Luna.

El Eco de Canarias informando el 20 de noviembre de 1969 sobre la llegada del Apolo 12 a la Luna. (Página 2).

La segunda misión lunar llegaba a su fin. Dos hombres más habían podido pisar de nuevo la superficie de la Luna y traerse con ellos un legado científico de primer orden. Y hacerlo, además, con una gran camaradería, compañerismo y dosis de buen humor. Alan Bean, el cuarto hombre en pisar la Luna, era un gran aficionado a la pintura. En honor a sus compañeros de misión, pintó una serie de cuadros bajo el título de “Buddies forever” (Amigos para siempre) en las que reflejaba su estancia en la Luna. Sin embargo, pintó uno que tituló “The fantasy” (La fantasía) en el que situó a Richard Gordon, el astronauta que se quedó orbitando la Luna dentro del Módulo de mando, sobre la Luna junto con Pete Conrad y el mismo.

Cuadro: Fantasy (Fantasia). Autor: Alan Bean.

Parecía que los Estados Unidos tenía dominadas todas las técnicas y procedimientos para ir y volver a la Luna con astronautas. La ilusión y euforia del Apolo 11 y 12 se empezaban a diluir. En abril de 1970, cinco meses después del Apolo 12, le tocaría el turno al Apolo 13. Pura rutina ya… ¿O quizás no?

Godspeed, Apollo 12!

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