Fallingwater (YouTube 4:31 min.)
Gracias a Paula por enviarnos este maravilloso video, sobre el proceso de construcción de una de las obras cumbres de la arquitectura y, consecuentemente, del propio autor; el norteamericano Frank Lloyd Wright. Nos referimos a la Casa de la Cascada (Fallingwater, en inglés).
La Casa de la Cascada es un ejemplo claro de integración arquitectónica en el lugar, teniendo en cuenta los factores ambientales, los materiales y las técnicas constructivas del sitio desde un punto de vista histórico. En definitiva, es lo que se ha denominado como Arquitectura Orgánica, en la que se repiten pequeñas unidades o «células» de tal forma que las construcciones pueden crecer o disminuir de manera natural en función de las necesidades del momento.
La casa se llama así por estar construida, obviamente, al lado de una cascada, aunque también es conocida por el nombre de sus primeros dueños y promotores: Casa Kaufmann. En 1991 fue votada como el mejor trabajo de la arquitectura norteamericana de todos los tiempos otorgado por la AIA (American Institute of Architects).
El citado video es una excelente animación en 3-D realizada por Cristobal Vila, de Etérea Estudios. La música de fondo es la pieza titulada «El Moldava» de Bedřich Smetana e interpretada por la Orquesta Filamónica de Viena de Herbert von Karajan.
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Añadir solamente que Mr. Wright (que se consideraba a sí mismo como el mejor arquitecto del mundo) se olvidó de reforzar un poco más casa frente al contacto con el agua; y por eso la edificación se está destruyendo por momentos. No sé si alguna asociación se está haciendo cargo; pero lo mismo ocurrió con la casa Robbie….
Ok! Muchas gracias por el interesante añadido! 🙂
Me has dejado con la boca abierta espectacular tu artículo lo encuentro,fuera de serie ocurrente, y sobre todo para los amantes del diseño de arquitectura, una alegría de ver y repetir ……. bien para educar ….
Muchísimas gracias por tu amable comentario. Me alegra que te haya gustado.
Por mi parte, seguiré tu blog y tus artículos.
Saludos!
¡Que preciosidad!