Nuestras vivencias en el 57 festival de cine de San Sebastián (día II)

Tarantino ha vuelto. Y lo ha vuelto a hacer a lo grande. Si bien es cierto que Malditos Bastardos no llega a estar al mismo nivel que el trío magnífico (Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown) si que parece ser que Quentin Tarantino ha recuperado el nivel al que nos tenía acostumbrado al principio de su carrera cinematográfica y que decayó un poco con Kill Bill y Death Proof.

La película empieza y acaba con unas magníficas secuencias y un guión  propio del mejor Tarantino. El film comienza en una maravillosa granja francesa durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial donde se presenta el, desde nuestro punto de vista, auténtico protagonista de la película y que no es Brad Pitt. Estamos hablando de Christoph Waltz, que da vida al malo, osea a un Coronel de las SS apodado el Cazajudios por razones obvias.

Después del interesante comienzo, la película decae suavemente. Nos pareció que algunas escenas se podían acortar o incluso eliminar para agilizar el metraje. Sobre todo aquellas en las que no aparece el Coronel Hans Landa (Christoph Waltz) o el Teniente al que da vida Brad Pitt, que, en nuestra opinión, realiza un papel correcto.

Hay unas cuantas escenas muy de Tarantino donde mezcla buenos planos con una excelente banda sonora. Una de ellas es aquella en la que se ve a una de las actrices protagonistas maquillándose y poniéndose un vestido rojo de noche mientras suena de fondo Cat People de David Bowie. Nos recordó a Uma Thurman en Pulp Fiction arreglándose para salir a cenar con Travolta.

Y llegamos al final. Lo primero que hay que advertir es que la película no es histórica ni pretende respetar la Historia. A partir de ahí, empieza el clímax final, en el cual el objetivo es matar a toda la cúpula nazi reunida en un teatro parisino. Memorable es la escena final en el teatro – por lo violenta de la misma -, mientras se proyecta en el escenario del teatro la cara de la protagonista riéndose por estar cometiendo su mayor venganza. Recordando, un poco, al Gran Hermano de Orwell observando a todo el mundo a través de las pantallas.

Muy bueno es también el final de la película con el Coronel Landa y Brad Pitt en el mano a mano final. Pero no lo desvelaremos porque hay que ir a verlo. ¿Será una obra maestra? 😉

En resumen, buenos diálogos, buenas escenas de violencia con muchos toques de humor. Muy buena, también, la banda sonora elegida (selección marca de la casa Tarantino). Un Brad Pitt y unos secundarios muy correctos. Pero sobre todo, una magnífica interpretación de Christoph Waltz que se sale haciendo de malo. ¿Le nominarán para el Oscar? En mi opinión, deberían.

Calificación de Malditos Bastardos: 7 de 10.

Y para hoy tenemos una obra maestra titulada Cayo Largo. Para después ver una película mexicana llamada Sin nombre (peligro me da con ese «nombre») y terminar con Precious, gran premio del jurado y del público en Sundance, aunque leyendo la sinopsis habrá que ir con cuidado también.

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